enero 06, 2006

Algunas observaciones antes de casarse. (Totalmente subjetivas, por supuesto).



Acto unico: lolo (con argolla en mano izquierda) vestido de hombre grande, sentado frente al televisor de la pieza matrimonial, haciendo zapping. Lola, con la misma argolla, en el baño.

-¿Te falta mucho?- pregunta seguida de un bostezo.
-Casi nada- le responderá cantanrina, para bajarle el nivel de rabia que denota en la voz de su cónyuge.
-Ya poh, apúrate, que después me andai reclamando que manejo rápido.
-Pucha que eres apurón, si en 10 minutos demás llegamos.
-Pero voy a tener que andar a más de cien.
-Qué pesado te pones, si estoy casi lista.- La lola se asoma a la pieza- además que estás viendo un partido.
-Si es la repetición, ya lo ví.
-¿Quién juega? ¿Emirátos Arabes contra Eslovenia?
-Apúrate será mejor, chistosita.
-Te aviso que no me pienso venir temprano porque mañana tienes que ir a jugar a la pelota.
-¿Y quién te dijo que nos íbamos a venir temprano?
-Como si fuera novedad que todos los domingos en la mañana vas a jugar.
-En esa liga juego desde soltero, tú lo sabes.
-Pero yo de soltera jamás fui a la feria los domingos, y sola.
-Eso es porque tu mamá no te enseñó a ser una buena dueña de casa.
-Seguro que tu mamá te enseñó súper bien a ser un buen esposo.

El suspirará porque adivina hacia donde se dirige la discusión.

-¿Ahora sí?-le pregunta sin siquiera mirarla.
-Vamos.

Ahora más en serio: es importante darse cuenta que las pequeñas cosas que nos molestan o extrañan en el pololeo, serán peores en el matrimonio. Estilos de vida familiar, nivel socioeconómico, reacciones varias, formas de relacionarse. Se me viene a la mente de forma inmediata como ejemplo la marlencita y su oscuro (her husband). Marlencita de soltera tiene amigos gay, y ahora casada comparte estas amistades con oscuro. No creo que para él haya sido de lo más fácil, sin embargo es un gesto de amor y comprensión. Y si una tiene amigos gay y nuestro futuro consorte no los acepta...¿tendré que dejar de ver a mis amigos una vez casada?

Otra cosa importante es el mito de "los polos opuestos se atraen". No hay guea más estresante en la vida que tratar de ponerse de acuerdo en todo: películas, lugares de carrete, programas de la tele, entre otros. Al final los intereses van separando a la pareja, y cada uno tiene su mundo propio donde el otro no tiene cabida. No es romántico que el otro gil sea diametralmente opuesto a una: es una paja. Tampoco estoy hablando de gemelos de alma y esa cosa cebollera que puro frustra, sino de tener, idealmente, el 80% de gustos en común. Por ejemplo a mi me carga planificar el finde, que levantarse temprano para aprovechar el día, que no llegar muy tarde el sábado en la noche porque el domingo hay gueas que hacer...forget about it!!!!!

Quizás -y esta es una teoría mía- el matrimonio como institución deje de existir al cabo de unos años, y nazca otra forma de estar con el otro, que sé yo. No es tan disparatado, porque si pudiéramos volver a principios del siglo XX y le dijéramos a los viejos que las mujeres tendrán derecho a voto, se cagarían de la risa.

Yao nos vemos.

enero 05, 2006

Estoy sola pero no me siento sola.

Sentada en mi terraza, miro el atardecer y hacia la Virgen del Cerro San Cristóbal y veo el letrero gigante que dice “Bachelet Presidente”, dónde sale saludando, vestida de blanco. Quizás es una buena señal, porque antes estaba el asqueroso de Jovino Novoa y ganó.

Me encanta estar sola. Me encanta llegar del trabajo a mi espacio, comer lo que yo quiera y preocuparme sólo de mí. Además que ya pasé la prueba de fuego: el terror a las arañas. Lotra vez –cuando salí con usté joven pobre-, llegué tipo 3 y algo de la madrugada y al prender la luz vi una araña grande, negra, encima de mi cama. Tenía que matarla. Asi que me hice la valiente, tomé un cuaderno y la aplasté. Antes salía corriendo esperando que otro lo hiciera por mí.

Esta reflexión de la soledad nació a raíz del año nuevo. Por esas razones de la vida lo pasé con un grupo de ex compañeros de colegio, y durante la noche uno de ellos, que ahora es veterinario y deseaba para el 2006 hartas garrapatas y parvovirus, me preguntaba porqué me separé, qué cosas pasaban para que uno tomara esa decisión, que hacía con las horas en que estaba sola, cómo llenaba esos vacíos.

Este loco tiene un matrimonio de ¡10! años y dos hijos de 8 y 9, si no mal recuerdo. Supuse que me preguntaba a mí porque en el fondo quería contestarse a si mismo. De la separación le dije que otro día lo hablábamos porque era pa’ largo, pero que yo no me sentía sola. O quizás es alvere: no tengo ganas de estar con alguien.

Me puse a pensar en mis momentos de soledad, y no los tengo. Es decir: vivo sola, no tengo un millón de amigos, en la noche como sola en algún boliche, pero no tengo soledad. A mi la soledad no me acompaña.

Yo creo que es difícil de entender, pero cuando una está todo el día en el trabajo, en un ambiente tan artificial como ese, llega la tarde y me gusta poder hacer lo que se me antoje. Me carga que me dirijan el tránsito, que me digan que hacer y que no. Cuando me condicionan me da rabia. Y yo sé pa’ donde voy y pa’ donde no voy. Según mi siquiatra yo soy un “espíritu libre” (rebelde diría mi madre) y me va costar compartir la vida con alguien.

Jamás en mi vida había sentido esta sensación de seguridad en mí, de no importarme NADA lo que digan o no de mí, de hacer lo que yo quiero por el solo hecho de que ha sido mi decisión.

El ejemplo más claro de este “cambio” en mí es la pega. Si bien no es lo que quiero hacer for ever, uso mucho el inglés y trabajo sola, lo que me agrada bastante. Claro que hay veces que me gustaría vender todo (ni que tuviera muchas gueas) y mandarme a cambiar a vivir en la playa, con mis puros libros, pero al rato vuel vo a la realidad.

Hay señores de edad (viejos juliaos) en el trabajo que para mí son gente mal educada: no saludan, no se despiden. Ya he dicho que trato de no prejuzgar, me acuerdo que la gente tímida le cuesta acercarse y la cacha de la espada, y ya me los he ido ganando. También me han dicho (mujeres más que nada, para que no se piense mal) que se nota que soy profesional y que hago bien mi trabajo. Esto es la muestra más fiel que el haber cultivado la paciencia, tener buena voluntad y no prejuzgar dan sus frutos.

Yao nos vemos.

No, no vi el debate ayer.

Me quedé dormida a los 10 minutos que comenzó, y no por lo fome, si no porque ando muuuuuuuyyyyy cansada. De lo que vi: sigo pensando que nuestra próximo presidente debe ser Michele Bachelet.

Yao nos vemos.

enero 02, 2006

¿Por qué rechucha no puedo terminar de leerlo? ¿Ah?

"Un hombre llamó a la puerta del rey y le dijo, Dame un barco. La casa del rey tenía muchas más puertas, pero aquélla era la de las peticiones. Como el rey se pasaba todo el tiempo sentado ante la puerta de los obsequios (entiéndase: los obsequios que le ofrecían a él), cada vez que oía que alguien llamaba a la puerta de las peticiones se hacía el desentendido, y sólo cuando el continuo repiquetear de la aldaba de bronce subía a un tono, más que notorio, escandaloso, impidiendo el sosiego de los vecinos (las personas comenzaban a murmurar, Qué rey tenemos, que no atiende), daba orden al primer secretario para que fuera a ver lo que quería el impetrante, que no había manera de que se callara. Entonces, el primer secretario llamaba al segundo secretario, éste llamaba al tercero, que mandaba al primer ayudante, que a su vez mandaba al segundo, y así hasta llegar a la mujer de la limpieza, que, no teniendo en quien mandar, entreabría la puerta de las peticiones y preguntaba por el resquicio. Y tú, qué quieres. El suplicante decía a lo que venía, o sea, pedía lo que tenía que pedir, después se instalaba en un canto de la puerta, a la espera de que el requerimiento hiciese, de uno en uno, el camino contrario, hasta llegar al rey. Ocupado como siempre estaba con los obsequios, el rey demoraba la respuesta, y ya no era chica señal de atención al bienestar y felicidad del pueblo cuando pedía un informe fundamentado por escrito al primer secretario, que, excusado será decirlo, pasaba el encargo al segundo secretario, éste al tercero, sucesivamente, hasta llegar otra vez a la mujer de la limpieza, que opinaba sí o no de acuerdo con el humor con que se hubiera levantado.Sin embargo, en el caso del hombre que quería un barco, las cosas no ocurrieron así. Cuando la mujer de la limpieza le preguntó por el resquicio de la puerta, Y tú qué quieres, el hombre, en vez de pedir, como era la costumbre de todos, un título, una condecoración, o simplemente dinero, respondió, Quiero hablar con el rey, Ya sabes que el rey no puede venir, está en la puerta de los obsequios, respondió la mujer,... "

Me da rabia que la gente no lea. Sé que suena dictatorial, pero no hay nada como leer un buen libro. No quiero sonar pendante ni dármelas de "intelectualmísticaartísticacultural". Si bien leo harto y desde chica, hay libros que jamás he terminado de leer. Hace unas semanas atrás me compré el libro "Vidas vulnerables" de Pablo Simonetti (Pablo Benedetti, me dijo una garzona mientras lo leia al almuerzo) y hay un cuento que no puedo leer. Lo he retomado dos veces, y se me va la onda, termino pensando cualquier gueá. Asi que perfecta perfecta no soy. Y estos días, ordenando mis libros, me acordé de dos que no he podido terminar de leer renunca: "Casa de campo", de José Donoso; y "La montaña mágina" de Thomas Mann. Los retomé dónde los había abandonado; los leí del principio, y nada.

No me siento mal por esto. Pero no cacho porqué ocurre. "Casa de campo" es un libro muy complicado, lleno de vericuetos; con "La montaña mágica" creo que soy mongólica nomás.

No me pongo metas para el 2006. Lo que sí me gustaría es que alguien me explicara porqué no puedo terminar de leer algunos libros.

Y gracias por los comentarios acerca de mi balance. Y ya sé que a nadie le interesa la poesía. Pero, tal como comentó marlencita, "El barco" es un poema genial.

Ustedes se lo pierden.

Yao nos vemos.

El Barco, Pablo Neruda.

Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo
por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?
Queremos mirar las nubes, queremos tomar el sol y oler la sal,
francamente no se trata de molestar a nadie,
es tan sencillo: somos pasajeros.
Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros:
pasa el mar, se despide la rosa,
pasa la tierra por la sombra y por la luz,
y ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.

Entonces, qué les pasa?
Por qué andan tan furiosos?
A quién andan buscando con revólver?

Nosotros no sabíamos
que todo lo tenían ocupado,
las copas, los asientos,
las camas, los espejos,
el mar, el vino, el cielo.

Ahora resulta
que no tenemos mesa.
No puede ser, pensamos.
No pueden convencernos.
Estaba oscuro cuando llegamos al barco.
Estábamos desnudos.

Todos llegábamos del mismo sitio.
Todos veníamos de mujer y de hombre.
Todos tuvimos hambre y pronto dientes.
A todos nos crecieron las manos y los ojos
para trabajar y desear lo que existe.

Y ahora nos salen con que no podemos,
que no hay sitio en el barco,
no quieren saludarnos,
no quieren jugar con nosotros.

Por qué tantas ventajas para ustedes?
Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?

Aquí no están contentos,
así no andan las cosas.

No me gusta en el viaje
hallar, en los rincones, la tristeza,
los ojos sin amor o la boca con hambre.

No hay ropa para este creciente otoño
y menos, menos, menos para el próximo invierno.
Y sin zapatos cómo vamos a dar la vuelta
al mundo, a tanta piedra en los caminos?

Sin mesa dónde vamos a comer,
dónde nos sentaremos si no tenemos silla?
Si es una broma triste, decídanse, señores,
a terminarla pronto,
a hablar en serio ahora.

Después el mar es duro.

Y llueve sangre.