julio 30, 2005

Para el hombre que amo...

El desvío


Si tu pie se desvía de nuevo,
srá cortado.

Si tu mano te lleva
a otro camino
se caerá podrida.

Si me apartas tu vida
morirás
aunque vivas.

Seguirás muerto o sombra,
andando sin mí por la tierra.

(Quién más, de Neftalí)

julio 28, 2005

Descargo personal: mis vecinos.

Debo reconocer que el Cerebro es un perro inmaduro, porque a pesar de su año y medio que le calculamos, todavía se comporta como un cachorro. Pero él es quiltro, es su naturaleza, y yo lo dejo que quiltree, con su correa y bien identificado. Yo lo veo atravesar las calles como si siempre hubiese vivido en la calle; acompaña a comprar parafina a algunos vecinos que lo quieren y a mi también me acompaña a comprar. Pero el problema son las viejas que no tienen nada que hacer y son del tipo visagra (¿o se escribe con b?). Cuando recién llegamos a este barrio residencial (como pocos quedan en Santiago) un vecino nos dijo que desde que nosotros estábamos había más caca en las veredas. Obviamente que lo miramos con cara de ¿? y eso fue todo. Y rejuro que el Cerebro hace caca en mi patio. Después, como es juguetón, cuando los niños jugaban a la pelota, se las quitaba y corría, como si estuvieran jugando con él. Me hice amiga de los niños de mi barrio y cuando el Cerebro los molestaba me avisaban y yo lo entraba. Así pasaron algunos meses, trajimos al Gandalf (que aquí le dicen Randalf) y cero problema. Hasta ahora. Ahora que acusan a mi Cerebro hermoso de pelear con otros perros, de molestar. Ya estoy esperando a los pacos en mi puerta por reclamos contra un quiltro que lo único que hace es jugar. Como será que hoy una vecina estuvo toda la tarde afuera de su casa (que queda bastante alejada de la mía) mirando lo que hacía el Cerebro. Cuando yo me di cuenta de esta situación, me paré cual vaquero al medio de la calle y la quedé mirando como los monitos chinos que tiraban cuchillos con los ojos, y lo mismo hice con mi vecina del frente que también estaba vigilando al Cerebro. Pero no me dijeron nada. Se entraron. Seguramente después me pelarán, pero esa gueá no me preocupa. Lo que pasa es que el Cerebro cacha cuando alguien le tiene mala y lo persigue ladrándole, pero no lo muerde, y si yo lo llamo como para retarlo, da vuelta la cabeza y mueve la cola como diciéndome: ¿viste lo que le hago?
Ya, reconozco que es un perro chupete de fierro. Pero esa gueá de vigilarlo todo el día (a un perro) para después poner una denuncia, o tratar de envenenarlo. No es que sea paranoica, pero mi vecino que es mecánico me lo advirtió. Por suerte tengo un hermano abogado. Y por suerte que todavía no conocen a la Pascuala, la nueva quiltra del hogar.

julio 26, 2005

La Envidia (pero la de entre mujeres).

Debo reconocer que muchas veces me cuesta decirle a alguna mujer que se ve bien con algo, o que con un vestido se ve espectacular. Pero después pienso para mis adentros y digo: puta, no puedo ser así. No es que crea en los pecados capitales, de hecho encuentro la raja tener mucha plata y vivir bien, pero la envidia va de la mano con la amargura, la no aceptación, entre otros.

Los hombres siempre han sido sencillos: se pelean a combos y quedan como amigos, lo que se dicen es lo que realmente están pensando, y no guardan resentimientos. Claro que yo conozco a unos cuantos envidiosos que se les nota, pero no es mi tema.

¿Qué mujer no desearía tener el cuerpo de Sofía Loren, Gwyneth Paltrow, Madonna, Britney Spears, sólo por nombrar algunos prototipos? TODAS. Sí, reconozcámoslo, A TODAS. La diferencia es cuanto de nosotras ponemos en ser "regias": dejar de comer, ser esclava del gimnasio... para que seguir.

Pero mi pregunta de fondo es: ¿por qué nos cuesta tanto decirle a otra: te vei la raja con esos pantalones, o qué linda tu falda? Envidia. De la peor. No soy socióloga (de hecho no tengo "profesión"), aunque es obvio. La otra que se ve mejor que yo es mi competencia, ¿será eso? Por ejemplo, yo soy rubia natural. No súper rubia, pero no tengo que teñirme el pelo. Y creo que lo mejor de mi es mi pelo. Me lo cuido, voy a buenas peluquerías, me hago masajes, y lo uso para destacarme. Yo me doy cuenta como las mujeres me miran el pelo, pero ninguna me dice nada. Yo trato día a día que no me pase, de ponerme contenta porque la otra tonta está igual de regia después de dos partos, o desde que salimos del colegio. Trato con todo mi esfuerzo de decirle: ... pero no me sale. Juro que trato.

La otra parte de la envidia es la cosas que nos decimos, pero en el fondo estamos diciendo otras. ¿Es otro pantalón o es el mismo que te queda un poquito apretado? ¿No encontrai que estai un poquito pálida? ¿!Por qué tienes esa cara de poto!? Pero póntelo, si no te veis tan mal como tu crees. Estas frases yo las escucho, algunas me las han dicho, pero rejuro que yo no las digo, ni cagando.

Creo que mas que envidia, me da rabia no tener fuerza de voluntad para hacer dieta, ir al gimnasio, comprarme ropa bonita... Oscar Wilde me tranquiliza al respecto, porque él decía que más vale tener el cerebro ocupado, porque todo lo otro se va con los años. Algo así.

Lo que yo hago con la envidia mujeril es ponerle freno, tratar de decirle a alguna cuando se ve bien, que los aros son realmente hermosos y que me gustaría tanto tenerlos, que la felicito por los kilos perdidos. Es un trabajo diario para mi. No me gusta sentir envidia y pensar que soy una amargada porque no valoro lo que tengo o lo que soy. Y me da pena cuando conozco a mujeres que son así, preocupadas de que se compró la otra, que se ve pésimo (cuando en realidad se ve la raja), y cuando se acerca le dicen: hola, como estás, mirándola de pies a cabeza. ¡Puaj! Ahora que lo pienso, no tengo amigas así.

Ser bonita es un todo, ¿no es cierto? Alma, cuerpo, mente, espíritu, creencias, valores, la sonrisa, la amabilidad... Por lo menos yo sé que con o sin celulitis mi vida sigue igual, claro, podría usar "hot pants", pero aparte de eso, no gano nada mucho de nada.

Hay que luchar contra la envidia mujeril, pero de adentro, de verdad, hacer este horrible sentimiento, consciente, y erradicarlo de la mente, mirarse al espejo y verse por dentro. Porque lo de fuera es lo mismo que lo de adentro.

La Valentina, 7 a�os. Esta foto la muestra tal cual: flojeando, fundida, y seguramente reclam� una vez que le tomaron la foto. Ella quiere ser veterinaria cuando grande, y de hecho gracias a ella tengo al Cerebro ahora. Posted by Picasa

Es lo mejor ser ni�o. Uno juega, es alimentado, acurrucado, y hasta se le olvidan los malos ratos. Este es Agust�n, el hijo de mi hermano, de 5 a�os que quiere ser cantante cuando grande. Posted by Picasa

julio 25, 2005

...

No me pregunten (Pablo Neruda)

Tengo el corazon pesado
con tantas cosas que conozco,
es como si llevara piedras
desmesuradas en un saco,
o la lluvia hubiera caído,
sin descansar, en mi memoria.

No me pregunten por aquello.
No sé de lo que están hablando.

No supe yo lo que pasó.

Los otros tampoco sabían
y así anduve de niebla en niebla
pensando que nada pasaba,
buscando frutas en las calles,
pensamientos en las praderas
y el resultado es el siguiente:

que todos tenían razón
y yo dormía mientras tanto.
Por eso agreguen a mi pecho
no sólo piedras sino sombra,
no sólo sombra sino sangre.

Así son las cosas, muchachos,
y así también no son las cosas,
porque, a pesar de todo, vivo,
y mi salud es excelente,
me crecen el alma y las uñas,
ando por las peluquerías,
voy y vengo de las fronteras,
reclamo y marco posiciones,
pero si quieren saber más
se confunden mis derroteros
y si oyen ladrar la tristeza
cerca de mi casa, es mentira:
el tiempo claro es el amor,
el tiempo perdido es el llanto.

Asi pues de lo que recuerdo
y de lo que no tengo memoria,
de lo que sé y de lo que supe,
de lo que perdí en el camino
entre tantas cosas perdidas,
de los muertos que no me oyeron
y que tal vez quisieron verme,
mejor no me pregunten nada:
toquen aquí, sobre el chaleco,
y verán como me palpita
un saco de piedras oscuras.

Como ven, no siempre estoy furiosa. Menos en Chilo�.  Posted by Picasa

julio 24, 2005

La muerte de su madre

No sé porque cuando lo conocí no supe que era un verdadero idiota. Me falló la intuición nomás, todo por culpa del amor romántico que nos hacen creer desde chicas en la televisión las teleseries después de almuerzo.

Desde que lo vi fue como un cuento de hadas: la primera mirada de grata sorpresa, ninguno esperaba nada del otro, coincidencias absurdas en gustos de películas o alguna opinión sobre la vida – hasta con mi vecino concordamos en las mismas cosas -, una posición estable económicamente hablando, entre otras menudencias. A la semana ya estábamos juntos, al mes decíamos que éramos los mejores amigos, amantes y compañeros, y a los tres meses algo andaba mal. Mi fuero interno, mi sexto sentido, me decía que era un tarado, un muerto de susto que le gustaba aparentar seguridad, confianza, éxito, pero en el fondo era un pobre hombre lleno de problemas de existencia que arrastraba desde los tres años, o desde que tenía memoria. Como diría mi gran amiga sicóloga, todos tenemos problemas de existencia, y como yo siempre le respondo, que la gran diferencia es que la mayoría de nosotros llevamos una existencia sin que nuestras grandes dudas se asomen a cada instante.

Yo sabía, lo intuía, que el tontorrón me engañaba con otra. Que cuando no hablaba no era porque nos conectábamos en el silencio, sino porque no era capaz de expresar nada. Hasta cuando me dejó fue así de inconexo, me habló que su vida era un buque a punto de hundirse, que no era capaz de trabajar, estudiar y llevar una relación. Lo eché de mi casa, por cobarde. Después de unas semanas de absoluto silencio lo llamé para pedirle mis cosas, excusa femenina típica, y ni siquiera tuvo la agudeza de dejármelas con el conserje.

Lo volví a ver un año después, cuando lo primero que le dije al darle el pésame fue: me hubiera gustado encontrarme contigo en el supermercado, no en estas condiciones. Le dije que se quedara con mis tonteras, y que tuviera una buena vida.

Luego compramos a este hermoso pastor aleman, de nombre Gandalf. Ahora esta mucho mas grande, pesa 40 kilos, pero es una guagua de lo dulce que es, por lo menos conmigo. El me cuida, y el Cerebro me hace pasar verguenzas y rabias. Posted by Picasa

Este es mi primer quiltro recogido, Cerebro. Estaba desnutrido, lleno de garrapatas y pulgas, triste y viv�a solito en la calle. Mi hermana lo tuvo una semana, y ahora es el rey de la casa. Claro que continua callejeando, pero con correa y todo el barrio lo conoce, eso s�. Posted by Picasa